viernes, 19 de octubre de 2012
domingo, 26 de agosto de 2012
martes, 21 de agosto de 2012
martes, 31 de julio de 2012
Cincuenta y dos anos y parecen siglos de existencia. Parece que fue hace siglos, pesan sobre como si fuesen eso, siglos de peso. Mientras estoy aquí escribiendo me parece oír a lo lejos la voz de mi madre llamándome Nasiri............. Nasiri........... que bien, estoy jugando en la playa en nuestro adorado Chico Río, ¡ Qué bonito son los recuerdos, si, allí estoy jugando con mis amigas, la arena, las olas.............y ¿Cuanto hace que no las oigo? ¿ Y las palmeras?. Pues hace ya mas de 10 años que no las veo ni las siento en la piel el aire pasando entre sus ramas y dándonos ese fresquito.
Mis padres como buenos inmigrantes de Europa lo que ansiaban era una playa y allí que con gran esfuerzo se compran una pequeña casita, no constaba mas que de dos dormitorios, un cuarto de baño, la cocinita y el salón comedor. Y eso era mas que suficiente para nosotros. Teníamos donde pasar los fines de semana y las vacaciones. No tenía en aquel entonces mas que eso una simple alambrada que delimitaba la pequeña parcela. Y la luz? . No señores, la luz y el agua potable tardaron un montón en llegar. Pero daba igual, nos las arreglábamos así. Cuando hacia falta nos íbamos a un canal cercano que era salobre a bañarnos y cuando se podía se llenaban unos toneles de agua dulce y allí que nos bañaban. Que bien y eramos felices. Para jugar teníamos kilómetros y kilómetros de terreno donde jugar a la " ere" al escondite, ladrón y policía y a todo lo que se nos ocurría. Linternas y a explorar, pero no mucho que de noche nos daba miedo.
En otras épocas del año atrapábamos los pobres cangrejitos rojos y negros, los llevábamos a casa y les dábamos de comer"Cerelac". Pero al día siguiente no entendíamos como aquellos cangrejitos se podían morir si les dábamos de comer lo mismo que nuestra mamá nos daba para desayunar. ¡ Que libertad que inconsciencia!. Y nosotras que pensábamos que eran unos ingratos aquellos seres que se dejaban morir por no querer comer nuestro desayuno.
Mis padres como buenos inmigrantes de Europa lo que ansiaban era una playa y allí que con gran esfuerzo se compran una pequeña casita, no constaba mas que de dos dormitorios, un cuarto de baño, la cocinita y el salón comedor. Y eso era mas que suficiente para nosotros. Teníamos donde pasar los fines de semana y las vacaciones. No tenía en aquel entonces mas que eso una simple alambrada que delimitaba la pequeña parcela. Y la luz? . No señores, la luz y el agua potable tardaron un montón en llegar. Pero daba igual, nos las arreglábamos así. Cuando hacia falta nos íbamos a un canal cercano que era salobre a bañarnos y cuando se podía se llenaban unos toneles de agua dulce y allí que nos bañaban. Que bien y eramos felices. Para jugar teníamos kilómetros y kilómetros de terreno donde jugar a la " ere" al escondite, ladrón y policía y a todo lo que se nos ocurría. Linternas y a explorar, pero no mucho que de noche nos daba miedo.
En otras épocas del año atrapábamos los pobres cangrejitos rojos y negros, los llevábamos a casa y les dábamos de comer"Cerelac". Pero al día siguiente no entendíamos como aquellos cangrejitos se podían morir si les dábamos de comer lo mismo que nuestra mamá nos daba para desayunar. ¡ Que libertad que inconsciencia!. Y nosotras que pensábamos que eran unos ingratos aquellos seres que se dejaban morir por no querer comer nuestro desayuno.
domingo, 10 de junio de 2012
Suscribirse a:
Entradas (Atom)